Adoro te devote: el Culto Sacramental el Domingo de Resurrección en La Villa.
- La Pasión Villera
- 12 abr 2020
- 4 Min. de lectura

La Pascua de Resurreción es para los cristianos la fiesta central, donde se conmemora la resurrección de Cristo tras haber sido crucificado. Conlleva esta celebración el sincretismo entre lo humano y lo divino, la restauración de la vida en la primavera y el triunfo sobre la muerte.
En la Vigilia Pascual del Sábado Santo se bendice el fuego que ilumina el cirio, el pregón pascual, liturgia de la Palabra con el canto del Gloria que rompe el velo que cubre el altar mientras suenan las campanas que indican que Cristo ha resucitado. Prosigue la lectura del Evangelio, la liturgia bautismal con la bendición del agua que renueva la fe de toda la comunidad y, tras esto, la eucaristía.
Lógicamente, el asentamiento en Canarias del catolicismo después de la conquista conllevó una serie de ceremonias de obligado cumplimiento, entre otras la que nos referimos en este artículo. Las primeras crónicas acerca de los actos del Domingo de Resurrección en la ciudad de La Laguna nos indican que “era la procesión de mayor autoridad”. La Orotava no fue ajena a este fenómeno y ya desde los primeros años del siglo XVI la Parroquia de La Concepción efectuaba este precepto, sumándose posteriormente la Parroquia de San Juan Bautista tras erigirse como tal en 1681.

Los cultos acerca de la Resurrección de Cristo comenzaban el sábado por la mañana con los oficios propios del día. En el transcurso de la misa denominada “Función del Aleluya” se producía un diluvio de pequeñas estampas de santos que eran tiradas desde la cúpula. En la visita pastoral que efectúa el obispo fray Valentín Morán a la parroquia de la Concepción en 1758 indica que “amenazando ruina y recibe maior quebranto de subir a los falsos del tejado pª echar Alleluias, palomas y para otras cosas en algunas funciones…”[1] Lo que indica que en el antiguo templo parroquial existía alguna especie de trampilla en la armadura del techo por donde lanzaban dichos elementos en esta celebración, tal y como existe en la parroquia de San Marcos evangelista de Icod de los Vinos. Se mantuvo esta ceremonia hasta principios del siglo XX especificando en algunos protocolos que “las aleluyas se deben tener preparadas con anticipación, a los ministros se les deben dar en sobres cerrados, tres a los grandes y dos a los monigotes”[2].

La liturgia del día posterior, tras la celebración de la solemne Vigilia, se iniciaba con maitines y laudes. El celebrante solía exponer el Santísimo Sacramento, se oficiaba la misa mayor y acabada ésta la procesión por las calles.
La documentación de los primeros años no indica fehacientemente la manera de celebración del Domingo de Resurrección en La Concepción, no obstante, los bienes conservados nos dan una idea de la metodología utilizada. La custodia como elemento principal del culto eucarístico en el que se muestra al mismo Cristo vivo y resucitado, singular elemento gótico – manuelino ejecutado hacia 1520 – 1530 que ha perdurado hasta la actualidad como eje vertebrador de esta conmemoración desde casi la instalación en nuestro municipio de la primera comunidad parroquial. En torno a ésta y a la Hermandad Sacramental se generarían una serie de elementos vinculados a solemnizar el desfile procesional: palio, guión, faroles, campanillas, incensarios, etc.

Los conventos también jugaron un papel fundamental para su consolidación, destacando la procesión que se celebraba dicho día desde el convento de monjas claras de San José hasta el franciscano de San Lorenzo. Poco más se sabe acerca de esta celebración, la cual únicamente se conoce a través de datos secundarios.
Es reseñable destacar igualmente que La Orotava contó con una representación escultórica de este pasaje al menos hasta finales del siglo XIX. Es citada en la Parroquia de la Concepción en el inventario de 1850 como un “Jesús resucitado en pequeño.”[3] Posteriormente esta pieza es trasladada a la iglesia de San Francisco, encontrándose “… en el coro del convento de San Francisco de esta población una imagen de N. S. Jesucristo Resucitado a quien no se da ningún culto, pues el convento está destinado para hospital y dicha imagen se halla en el suelo del coro, tan maltratada que le faltan cuatro dedos de la mano izquierda y uno de la derecha”[4] y la cual es solicitada en 1879 por el párroco de San Juan Bautista con el fin de “tomar la imagen, restaurarla y tributarle culto en esta parroquia”.
Esta jornada de Resurreción finalizaba el II Domingo de Pascua, con el conocido Domingo in Albis. Se visitaba el hospital y la cárcel, mientras el trayecto estaba alfombrado de flores según recoge el periódico “La Opinión” en 1892:

"Hace tiempo que en esta Villa se celebra con verdadera pompa la Comunión Pascual a los enfermos, el domingo siguiente al de Pascua de Resurrección. En las primeras horas de la mañana, se dirige el Párroco de la Iglesia Matriz, desde su iglesia al Hospital de la Santísima Trinidad, conduciendo bajo palio las sagradas formas acompañado de numerosos fieles, regresando procesionalmente al punto de partida, después de haber administrado el Santo Viático. Desde que han tomado justa celebridad las alfombras de flores de la festividad del Corpus, formanse también, en el día antes indicado, algunas en la calle de la Hoya de esta población, que vienen a ser como muestra y anuncio de las que más tarde lucen en la fiesta del Corpus."
ADOLFO R. PADRÓN RODRÍGUEZ
*Conservador y Restaurador de Bienes Culturales
**Coordinador del Museo de Arte Sacro “El Tesoro de la Concepción”
댓글